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[ Sociedad civil organizada… y fuerte ]

Una sociedad civil organizada es la piedra angular de una democracia estable y funcional. Está formada por una amplia gama de organizaciones no gubernamentales, grupos comunitarios, organizaciones sin fines de lucro, sindicatos y otros actores de un rico ecosistema que se encuentra entre el espacio social fundamental de toda sociedad, que es la familia, el Estado y el mercado. Estas organizaciones, a menudo, sirven como voz de la ciudadanía, abogando por cuestiones sociales, brindando servicios y exigiendo responsabilidades a los gobiernos. Así, no se puede subestimar la importancia de una sociedad civil estructurada.

En primer lugar, la sociedad civil proporciona un control del poder estatal. Al organizarse, ésta puede influir en las políticas públicas, proponer leyes y hacer campaña contra leyes o acciones que puedan ser perjudiciales para el interés público. Sirve así como organismo de control, garantizando la transparencia y la rendición de cuentas del gobierno.

En segundo lugar, una sociedad civil organizada es fundamental para promover la cohesión social. Puede salvar las divisiones entre diferentes grupos sociales promoviendo el diálogo, la comprensión y la cooperación, bien por causas comunes, propositivas (ideales compartidos) o defensivas (adversarios comunes). Las organizaciones de la sociedad civil a menudo representan los intereses y derechos de grupos marginados y trabajan por la justicia social y la igualdad. Además, la sociedad civil contribuye significativamente al desarrollo económico. Muchas organizaciones de la sociedad civil participan en la implementación de proyectos de desarrollo, especialmente en áreas donde el alcance del gobierno es limitado. Pueden proporcionar servicios esenciales, como educación y atención sanitaria, complementando así los esfuerzos gubernamentales. Además, una sociedad civil estructurada puede mejorar la eficacia de la gobernanza de un Estado proporcionando conocimientos y experiencia especializados en diversas áreas. Esto puede resultar particularmente beneficioso en la formulación de políticas y la prestación de servicios.

Por último, una sociedad civil organizada puede fomentar una cultura de participación, alentando a los ciudadanos a asumir un papel activo en el proceso democrático. Esta participación puede adoptar muchas formas, desde la votación hasta el activismo de base, y es esencial para el desarrollo de una democracia saludable.

En conclusión, una sociedad civil organizada desempeña un papel crucial en el mantenimiento de una estructura de poder equilibrada en la sociedad, la promoción de la cohesión social, la contribución al desarrollo económico, la mejora de la gobernanza y el fomento de la participación democrática. Su estructura y organización le permiten movilizar recursos de manera efectiva, representar diversos intereses e interactuar con otros actores sociales, lo que lo convierte en un componente indispensable de la gobernanza moderna.

Un buen ejemplo del papel fundamental que puede jugar una sociedad civil organizada es el estallido social que ha provocado el reciente acuerdo adoptado entre el Partido Socialista Obrero Español y el independentismo secesionista catalán para asegurar la investidura como presidente de Pedro Sánchez. La sociedad civil española se ha lanzado así a las calles para tratar de frenar la liquidación del Estado de derecho, la separación de poderes y el principio de legalidad.

Sin embargo, es preciso añadir una última cautela, que es el interés que habitualmente muestra la política o el mundo corporativo por ‘capturar’ los esfuerzos de la sociedad civil y capitalizarlos. En este sentido, no basta con apostar por «la Gran Sociedad» por encima de «el Gran Estado». También es preciso que ésta se organice de de forma natural de abajo arriba en lugar de ser creada artificialmente de arriba abajo. Para todo ello, se precisa una sociedad civil no sólo organizada, sino fuerte. Con más fortaleza de la que presenta hoy en España, en la que varios partidos corren ya para situarse a la cabeza de las manifestaciones y protestas y adueñarse de ellas. Protestas que elevan un clamor sin precedentes en las últimas décadas y que no son feudo de ningún partido, sino de los españoles.

Juan Ángel Soto Gómez

Fundador y CEO de Fortius Consulting